En 1993, Alex realiza una entrevista con su mejor amigo Jim que está en fase terminal, mientras trata de contar su vida. En 2004, Alex vuelve a trabajar esta especie de vídeo encantado, jugando con el tiempo real del vídeo y tranzando una serie de entrevistas actuales que también reflexionan sobre el SIDA, la muerte, el activismo y el vídeo. Lo que queda es el cariñoso y contemplativo homenaje de Alex para con su amigo perdido por el SIDA, señalando también lo que cambia y permanece después de la muerte, a través del tiempo y gracias al vídeo.