El duelo por la muerte de un ser querido es un proceso activo, que va pasando por diferentes momentos y que requiere de ciertas tareas para avanzar. Cada etapa o momento cumple con una función.
La manera de afrontar el duelo ha cambiado en nuestra historia reciente. En la sociedad tradicional agraria, los ámbitos de relación solían ser amplios y estables y los sistemas de creencias estaban arraigados. La caída de los sistemas de creencias y la convergencia de diferentes códigos culturales en la actualidad, hace que se enfrente la muerte desde una enorme variedad de posturas espirituales y diferentes grados de gnosticismo o ateísmo. El exitismo, el consumismo y la cultura del entretenimiento dominantes no dan cabida a la expresión del dolor y la pérdida.
El tránsito por la experiencia de la pérdida implica profundizar en el contacto con ella y su expresión, hasta que la situación de sufrimiento va transformándose, pudiéndonos llevar a un profundo cambio vital y a la apertura de nuevas posibilidades.
Este tipo de duelo comparte mucho con el producido por otras pérdidas relevantes, como la del trabajo, la vivienda, un divorcio o fracasos importantes.
Desde el punto de vista social, en sucesos históricos como guerras o grandes desastres, toda una sociedad puede vivir un duelo simultáneamente. Duelos, pérdidas y fracasos se conectan entre sí, y la manera de afrontarlos determina tanto la biografía personal, como la historia de los pueblos.
Las grandes pérdidas golpean nuestras creencias, la forma de ver el mundo y nuestra propia vida. A la vez, pueden impulsar nuevas búsquedas, al tratar de recomponer un mundo roto y dotarlo de un nuevo sentido que surja de la profundidad que abrió la pérdida.
En el documental, exponemos conocimientos de especialistas y testimonios poniendo a disposición del doliente los recursos de la experiencia acumulada. El doliente puede conocer que se puede apoyar en grupos de duelo, en personas que ya han pasado por ello y en la ayuda de profesionales o facilitadores.