Adaptación de la obra de William Shakespeare, utilizando la técnica de muñecos articulados que popularizó su director, Jirí Trnka, y creando el estilo checo de animación. Trnka dirigió más de veinte películas y en esta ocasión se esforzó por darle a la película un aire de ballet, para lo que incluso contrató como asesor a un prestigioso bailarín. Fue nominada a la Palma de Oro en el Festival de Cannes de 1959. Una historia de magia e ingenuidad no vista en pantalla grande en nuestro país.