En forma de carta dirigida al dron-espíritu Chantri, el artista tailandés Korakrit Arunanondchai aborda, mediante un lenguaje ensayístico que hunde sus raíces en distintas tradiciones expresivas de Oriente y Occidente, cuestiones como el uso de la tecnología para preservar el pasado y la necesidad de una mirada que jerarquice, desde la subjetividad, las imágenes que conforman la memoria.