Desde la vista de su cabaña en la región de Landas, en Francia, los hombres recorren los cielos otoñales. Escuchan el susurro del bosque, esperando ansiosamente que los pájaros pasen por encima. En una extraña coreografía, tiran de los hilos del tiempo para activar su trampa, mientras que a su alrededor los árboles caen.