Ser homosexual y peronista ha sido tradicionalmente en la Argentina una doble discriminación: por su condición sexual y por su condición social.
Retomando las experiencias de los movimientos de liberación sexual de los 70, nuevas generaciones de homosexuales, travestis y trans de ideología peronista, se han organizado para dar visibilidad a su realidad, conseguir que sea entendida con normalidad dentro de la sociedad y conquistar derechos civiles como el matrimonio igualitºario y la identidad de género.