La película se adentra en el museo londinense y propone un viaje al corazón de esta institución, poblada de obras maestras de la pintura occidental de la Edad Media al siglo XIX. Es el retrato de un lugar, su funcionamiento, su relación con el mundo, sus agentes, su público y sus cuadros. En un perpetuo y vertiginoso juego de espejos, el cine mira a la pintura, y la pintura, al cine.